DIA 1:
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Escribe la fecha.
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Buscá en un lugar cómodo y
agradable de tu casa para escuchar un cuento. puedes estar acompañado de tu
familia.
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Ingresa al siguiente enlace y
prepárate para disfrutar de un cuento.
DÍA 2:
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Escribe la fecha.
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Lee con atención el título de cuento:
“El Club de los Perfectos” y responde utilizando tu imaginación.
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¿Dónde imaginas que transcurren
los hechos de esta historia?
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¿Cómo crees que es el club y los
integrantes que lo conforman?
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¿Cuáles crees son los requisitos
necesarios para pertenecer al mismo?
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¿Perteneces a algún club? ¿Cuál?
Ahora sí, lee atentamente el cuento. Después
responde en tu carpeta.
EL
CLUB DE LOS PERFECTOS
Hay gente que ya está cansada
de que yo cuente cosas del barrio de Florida. Pero no es culpa mía: en
Florida pasa cada cosa que una no puede menos que contarla.
Como la historia esa del Club
de los Perfectos.
Porque resulta que los
perfectos de Florida decidieron formar un club.
Alguno de ustedes preguntará
quiénes eran los Perfectos. Bueno, los Perfectos de Florida eran como los
Perfectos de cualquier otro barrio, así que cualquiera puede imaginárselos.
Por ejemplo, los Perfectos no
son gordos pero tampoco son flacos.
No son demasiados altos, y
mucho menos petisos.
Tienen todos los dientes
parejos y jamás de los jamases se comen las uñas.
Nunca tienen pie plano ni se
hacen pis encima.
No son miedosos. Ni
confianzudos.
No se ríen a carcajadas ni lloran
a moco tendido.
Los Perfectos siempre están
bien peinados, siempre piden “por favor” y jamás hablan con la boca llena.
Hay que reconocer que los
Perfectos de Florida no eran muchos que digamos.
Es más, eran muy pocos. Tan
pocos que había calles, como Agustín Álvarez, donde no podía encontrarse un
Perfecto ni con lupa. Pero –pocos y todo–decidieron formar un club porque
todo el mundo sabe que a los Perfectos sólo les gusta charlar con Perfectos,
comer con Perfectos y casarse con Perfectos.
El Club de los Perfectos fue
el tercer club de Florida. Los otros dos eran el Deportivo Santa Rita y el
Social Juan B. Justo.
El Deportivo Santa Rita era
sobre todo un club de fútbol. Los sábados por la tarde se llenaba de
floridenses porque los sábados por la tarde se jugaban partidos amistosos con
el equipo de Cetrángolo.
El Social Juan B. Justo era el
club de los bailes. Los sábados por la noche los floridenses que querían
ponerse de novio se reunían a bailar con los Rockeros de Florida entre
guirnaldas verdes, rojas y amarillas.
Pero el Club de los Perfectos
era otra cosa.
Para empezar, no era ni un
galpón ni una cancha. Era una casa en la calle Warnes, con grandes ventanales
y una verja alta de rejas negras.
Y en el jardín que daba al
frente, nada de malvones, dalias y margaritas, sólo palmeras esbeltas,
rosales de rosas blancas y gomeros de hojas lustrosas.
Los sábados por la noche, los
Perfectos llegaban al club con sus ropas planchadas y sus corbatas
brillantes. Como eran perfectamente puntuales llegaban todos juntos.
Se sentaban alrededor de la
mesa con mantel almidonado y vajilla deslumbrante. Comían tranquilos y educados.
Masticaban bien. Sonreían. Nunca parecían tener hambre. Ni apuro. Ni sueño.
Ni rabia. Ni ganas.
Ni celos. Ni frío.
Tan diferentes eran, que a los
floridenses se les hizo costumbre eso de ir a visitar el Club de los
Perfectos.
Bueno, visitar es una manera
de decir porque al club de los Perfectos sólo entraban Perfectos, y los demás
miraban de afuera.
Lo cierto es que, a eso de las
siete de la tarde, en cuanto terminaba el partido, los del Deportivo Santa
Rita se venían en patota a la calle Warnes y, a eso de las ocho, antes de ir
para el baile del Social Juan B. Justo, las parejas de novios pasaban por la
calle Warnes para echarles una ojeadita a los Perfectos.
Los floridenses se apretaban
todos junto a la verja.
Eran un montón, pero ninguno
era perfecto. Estaba doña Clementina, llena de arrugas; el nieto de don
Braulio, que era un poco bizco; el chico del almacén, que era petiso;
Antonia, llena de pecas… y chicos que usaban aparatos en los dientes, chicos
que a veces se comían las uñas, chicos que a veces se hacían pis encima,
chicos con mocos, muchachos que clavaban los dientes en los sánguches de
milanesa porque tenían hambre y chicas un poco despeinadas porque había
viento.
Los sábados por la noche, el
Club de los Perfectos estaba siempre rodeado de floridenses. Y fue por eso
que, cuando pasó lo que tenía que pasar, hubo muchos que pudieron contarlo.
Resulta que estaban ahí los
Perfectos, tan perfectos como siempre reunidos alrededor de la mesa,
perfectamente bronceados porque era verano y perfectamente frescos y
perfumados, cuando pasó lo que tenía que pasar.
Pasó una cucaracha.
Una cucaracha lisita, negra,
brillante, en cierto modo una cucaracha perfecta, que trepó lentamente por el
mantel almidonado y empezó a caminar perfectamente serena, por entre los
platos.
El primero que la vio fue un
Perfecto de saco blanco y corbata a rayas, perfectamente rubio. La cucaracha
se acercaba, pacíficamente, hacia su plato.
El Perfecto rubio se puso de
pie… demasiado bruscamente, porque volcó la silla, empujó con el codo el
plato decorado, que se estrelló contra el piso, y derramó el vino tinto de su
copa labrada sobre la Perfecta de vestido blanco.
La cucaracha entre tanto,
posiblemente sorda y seguramente valiente, seguía recorriendo la mesa,
desviándose sin sobresaltos cuando se le interponía algún plato.
Los Perfectos en cambio sí que
parecían sobresaltados. Había algunos que se subían a las sillas y gritaban
pidiendo ayuda, y otros que se comían velozmente las uñas acurrucados en los
rincones.
Había algunos que lloraban a
moco tendido y otros que, de puro nerviosos, se reían a carcajadas.
El mantel ya no parecía el
mismo, lleno como estaba de platos rotos y copas volcadas. Y serena,
parsimoniosa, la manchita negra y lustrosa proseguía su camino.
Los floridenses que estaban
junto a la reja al principio no entendían. Se agolpaban para ver mejor, los
de la primera fila les pasaban noticias a los de atrás. Aníbal, el relator de
los partidos amistosos, se trepó a lo alto de la verja y empezó a transmitir
los acontecimientos:
–El Perfecto de la Camisa a
Cuadros se cae de espaldas. Rueda. Quiere ponerse de pie, trastabilla y cae
sobre la Perfecta del Collar de Nácar. La Perfecta del Collar de Nácar pierde
la peluca. Se arroja al suelo y camina en cuatro patas tratando de
recuperarla. El Perfecto del Traje Azul tropieza con ella, pierde el
equilibrio y cae… Cae también su dentadura, que golpea ruidosamente contra la
pata de la mesa…
Arrugados, despeinados,
manchados y llorosos, los Perfectos fueron abandonando la casa de la calle
Warnes. Los floridenses los miraban salir y no podían casi reconocerlos.
Algunos estaban pálidos. Otros parecían viejos. Algunos, si se los miraba
bien, eran francamente gordos. Y todos, uno por uno, estaban muertos de
miedo.
A los floridenses más burlones
les daba un poco de risa.
Los floridenses más
comprensivos les sonreían y les daban la bienvenida: al fin de cuentas no era
tan malo estar de este lado de la reja.
De más está decir que ese
mismo día se disolvió el Club de los Perfectos.
Y cuentan en el barrio que los
sábados por la tarde algunos de los que fueron sus socios llegan cansados y
hambrientos al Deportivo Santa Rita y que otros van, un poco despeinados, al
Social Juan B. Justo.
Cuentan también que en la casa
de la calle Warnes ahora crecen malvones.
Y parece que así es mucho
mejor que antes.
|
●
Menciona
algunas de las características de los Perfectos del Club.
●
¿Cualquier
persona podía formar parte de este club? ¿Por qué?
●
¿Qué hecho o
conflicto cambió por completo la situación Club de los Perfectos?
●
Nombra
aquellos lugares donde suceden los diferentes hechos de esta historia.
● ¿Qué es ser
perfecto?
● ¿Por qué
Graciela Montes escribe "Perfectos" con mayúscula?
●
¿Para qué querrían ser perfectos los Perfectos del
cuento?
DíA 3:
RASTREAMOS INFORMACIÓN
●
Buscá en el diccionario las
siguiente palabras y anotá su significado en tu carpeta.
●
Revisa el siguiente vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=OskfBGraJZk
Club:
Almidonado:
Parsimoniosa:
DÍA 4:
REPASAMOS UN POCO.
Los
sustantivos son palabras que nombran a seres, lugares,
objetos, emociones, sentimientos y valores. Se clasifican en:
Propios: cuando nombran en particular a un individuo o lugar (Valentina,
Ushuaia) y se escriben siempre con mayúscula inicial.
Comunes: cuando nombran sin individualizar (nena, ciudad, amistad) y se
escriben con minúscula.
Podes ver más en: https://www.youtube.com/watch?v=g6Vzr0d7i84
Los
adjetivos son descriptivos
cuando brindan características que permiten imaginar al sustantivo al que se
refieren. si indican una cualidad se llaman calificativos (pacífico, generoso). Podes ver en: https://www.educ.ar/recursos/125365/mira-adjetivos?coleccion=127156&from=150923
En la historia “El club de los Perfectos”, podrán
encontrar varios sustantivos y adjetivos. Clasificarlos y escribe un listado de
los mismos. Puedes hacer un cuadro si lo crees conveniente.
SUSTANTIVOS COMUNES
|
SUSTANTIVOS PROPIOS
|
ADJETIVOS
|
DíA 5:
PARA SEGUIR LEYENDO
●
Si quieres seguir leyendo más
cuentos de esta autora ingresa en:
●
Selecciona entre los cuentos de la
autora Graciela Montes uno de ellos y
realiza un resumen del mismo.
● Busca información sobre la autora del cuento y transcribí a tu carpeta.
DíA 6:
DAME TU OPINIÓN:
●
Escribí la fecha.
●
Después de trabajar estos días con
el cuento y la autora, escribí qué te pareció el texto, si se lo recomendarías
a alguien, ¿a quién? ¿Por qué?
DÍA 7:
●
Realiza un dibujo de la parte del
cuento que más te gustó.
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